Después de Whiplash: música y obsesión, ¿alguien dudaba del talento del novel director Damien Chazelle? Bueno, alguien en la industria fílmica no lo hizo y ¡tomó un gigantesco riesgo al entregarle el dinero para hacer una reversión del musical hollywoodense! ¿Ryan Gosling cantando y bailando con Emma Stone? ¿En serio? SÍ. Y si las ovaciones de pie durante la premiere de La La Land –que inauguró La Mostra la noche del miércoles– resultan una señal, esa apuesta pagará y mucho.
Incluso yo sentía algo de escepticismo: ese cinismo estaba potenciado por el hecho de que el aire acondicionado no funcionaba en el grande y viejo teatro que fue sede y tenía los asientos más incómodos del mundo. Estoy segura de que no era la única que se derretía durante la tortuosa hora que duró la ceremonia introductoria, en donde las cabezas del festival dieron largos discursos (la mayoría en italiano y sin traducción). Entre ellos estuvieron una adorable pero muy verbosa participación de Jeremy Irons para honrar al director Jerzy Skolimowski y la presentación por parte de los miembros del jurado, entre quienes se encontraba el director Sam Mendes. Pero me siento feliz de reportar que valió la pena la espera. Al final de la película, reímos, lloramos y volvimos a llorar.
Tristemente, tras la proyección no hubo una fiesta con el elenco, pues la gala postpremiere fue cancelada por el reciente terremoto que causó devastación en el centro de Italia. Eso no detuvo el ambiente de celebración que se respiraba en el aire, todo el mundo dejó el teatro con una sonrisa en el rostro y tarareando el hermoso tema de amor del filme. Después de un complicado y problemático año, el éxito de la noche demostró que el Festival Internacional de Cine de Venecia sigue siendo relevante –pese a quienes tenían dudas– y un musical estilo antaño aún pude crear magia cinematográfica.
Fuente cinepremiere
No hay comentarios:
Publicar un comentario